8.2.4. Recomendaciones de consumo vitamínico y mineral
El carácter esencial de las vitaminas y de los elementos minerales, así como su conocida implicación en determinados procesos fisiológicos, permite definir sus necesidades reales como aquellos aportes que garantizan el desarrollo óptimo de dichos procesos. Sobre esta base se establecen unas recomendaciones que, garantizando las demandas, no alcancen en ningún caso niveles de toxicidad.
A pesar de la simplicidad del anterior planteamiento, es difícil crear modelos experimentales dada la heterogénea distribución de cada micronutriente entre los alimentos (lo que complica su estudio aislado) y los problemas éticos derivados de la provocación de enfermedades carenciales y cuadros de toxicidad en voluntarios humanos. No obstante, la experimentación animal, así como la observación clínica de estados carenciales a lo largo de la historia, han permitido establecer con bastante precisión los umbrales mínimos y máximos de consumo para casi todos los micronutrientes.
Como en el caso del resto de los nutrientes, los métodos para determinar las recomendaciones nutricionales de vitaminas y minerales también se apoyan en datos epidemiológicos que relacionan su consumo estimado en determinados grupos de población con parámetros de morbilidad.
Organismos internacionales y nacionales como la FAO, la OMS y la FDA realizan estos estudios periódicamente y publican tablas que detallan las cantidades diarias recomendadas (IDR, CDRs ó RDAs*) para cada nutriente en los diferentes grupos de edad y sexo. Estos datos son actualizados cada cierto tiempo.
(* del inglés Recomended Dietary Allowances)
* Nota. Las necesidades y recomendaciones de vitaminas y minerales serán nuevamente abordadas en los capítulos 6 y 7 respectivamente.