3.2. Función reguladora del agua
3.2.1. El agua y el mantenimiento de la temperatura corporal
La cohesión proporcionada por los enlaces de H confiere al agua una relativa resistencia al cambio de temperatura o, lo que es lo mismo, un elevado calor específico. Esto significa que es necesaria bastante energía en forma de calor para incrementar en 1ºC la temperatura de 1 gramo de agua.
Como consecuencia de tal propiedad, el agua resulta ser un excelente almacén de calor dentro de rangos de temperatura moderados. En el organismo esta circunstancia permite al agua captar la enorme cantidad de calor generada por el metabolismo oxidativo y servir de vehículo ideal para disiparlo al exterior por medio de la respiración y de la orina. Mientras tanto, los medios acuosos internos (sangre, líquido intersticial y citoplasma) se mantienen a una temperatura fisiológica de 36 ºC.
Otra característica del agua, esencial para el control de la temperatura, es su elevado calor de vaporización, es decir, el hecho de que cuando pasa de estado líquido a vapor capta una considerable cantidad de calor. Esto hace que el agua exhalada al respirar en forma de vaho constituya un escape idóneo para los grandes excedentes de calor endógeno. Asimismo, en situaciones de temperaturas muy elevadas, o bien en las que el organismo genera mucho calor (como durante el ejercicio físico o en estados febriles), la piel se recubre de una película acuosa (sudor) que, al evaporarse, arrastra consigo el exceso de calor corporal actuando como un refrigerante. En estos casos también se produce una mayor eliminación calorífica por vía respiratoria al incrementarse el ritmo de la respiración.
En sentido contrario, cuando la temperatura ambiental se sitúa muy por debajo de la media corporal, el organismo es capaz de mantenerse a 36ºC gracias a la notable reserva de calor contenida en su estructura acuosa (recuérdese el alto calor específico del agua). Así, para que la temperatura corporal descienda 1 ºC es necesario que el cuerpo pierda una notable cantidad de calor, lo que se traduce en un declive térmico gradual, compatible con el ajuste de mecanismos de producción y liberación de calor que evitan disminuciones peligrosas de la temperatura interna.
* Nota. Los mecanismos que controlan la temperatura corporal se citan en el capítulo 1