4. Fuentes del agua
La existencia de cualquier ser vivo depende de su capacidad de acceder a fuentes de agua y de incorporarla estableciendo un balance viable para su supervivencia. El ser Humano, como los insectos y el resto de vertebrados, se proveen de agua líquida a través de su tracto digestivo, bien directamente como agua de bebida, o bien a través de alimentos sólidos que la integran en proporciones muy variables. Véase la tabla 2.2.
Otra fuente de agua es la producida por el organismo tras la oxidación de los sustratos metabólicos derivados de los nutrientes, (véase el apartado 3.2.3). Concretamente se obtienen 0,6 g de agua por cada gramo de hidrato de carbono, 0,41 g por cada gramo de proteína y 1,1 g por cada gramo de grasa. Así, una dieta de 2000 kcal con 275 g de glúcidos, 75 g de proteínas y 67 g de grasas genera unos 269 g diarios de agua metabólica.
En resumen, las fuentes de agua para el organismo son tres:
- la ingerida como bebida
- la contenida en los alimentos
- la de origen metabólico