5. Asimilación y distribución del agua en el cuerpo
Tal y como se describe con más detalle en el capítulo 1, la mayor parte del agua se asimila por difusión pasiva, a favor de gradiente de concentración desde el medio más diluido (luz intestinal) al más concentrado (medio interno). El agua atraviesa las membranas enterocíticas gracias a su pequeño tamaño que le permite fluir a través de microporos formados por proteínas de membrana (acuoporinas), así como a través de los ínfimos resquicios existentes entre los sucesivos enterocitos. El agua también se asimila por difusión facilitada acompañando a los sistemas de cotransporte activo de sodio, dependientes de enzimas ATPasas, gracias a los cuales se absorben otros nutrientes hidrosolubles como la glucosa o los aminoácidos.
Como se tratará en el apartado 7.1, la gran facilidad con la que el agua atraviesa las membranas biológicas le permite ocupar los espacios internos siendo capaz de redistribuirse compensando pequeños cambios en la concentración de los mismos
En un adulto sano el agua constituye aproximadamente el 60% de su masa corporal (unos 45 litros en un individuo de 75 kg), estando el 40% ubicada en el espacio intracelular y el 20% en el extracelular. Del 20% de agua extracelular, un 13,1% aparece en el espacio intersticial, un 4,4% en el espacio intravascular (plasma) y un 2,5% en los espacios transcelulares (líquido cefalorraquídeo, líquido sinovial, fluidos oculares, secreciones glandulares digestivas y genito-urinarias). Estos porcentajes pueden variar ligeramente, especialmente los del espacio intracelular e intersticial, ya que el agua puede pasar de uno a otro corrigiendo pequeñas variaciones de concentración.
Las personas obesas muestran un porcentaje de agua entre un 5 y un 10% menor debido a su mayor proporción de tejido graso (pobre en agua). Asimismo, las mujeres adultas cuentan con algo menos de agua que los hombres ya que presentan un porcentaje de grasa corporal ligeramente superior.
El porcentaje de agua corporal varía con la edad. En el recién nacido supone casi el 80% de su peso, proporción que disminuye bruscamente hasta alcanzar el 65% al finalizar el primer año, para luego estabilizarse en torno al 60% a lo largo de la vida adulta y decrecer hasta un 55% en la senectud a causa de la pérdida fisiológica de masa muscular (rica en agua).