7.4. Control de la concentración extracelular de potasio y de sodio: la aldosterona.
El riñón dispone de sistemas que participan, coordinados con el estímulo de la sed y la acción antidiurética de la ADH, en el control de la osmolaridad plasmática (sobre todo de la natremia), del volumen plasmático y de la concentración extracelular de potasio. Estos mecanismos de regulación renal se basan principalmente en la acción de la hormona aldosterona y en la de péptidos como la renina y la angiotensina.
La aldosterona tiene como misión principal corregir pequeños aumentos de la concentración extracelular de potasio (caliemia) garantizando su mantenimiento dentro de unos márgenes estrechos (entre 3,6 y 5 mmol/litro). Esto es esencial ya que la hipercaliemia produce una disminución del potencial de membrana necesario para la transmisión de impulsos nerviosos y para la contracción muscular, lo que afecta directamente a la función cardiaca. La aldosterona es segregada por la glándula suprarrenal (que a su vez es sensible a la hormona adrenocorticotropa o ACTH liberada por la hipófisis anterior) en respuesta a la hipercaliemia sostenida. Una vez en la sangre, la aldosterona alcanza los túbulos renales donde sobreestimula a la bomba de Na+/K+ (dependiente de una ATPasa) que hasta cierto punto ya está excitada por los elevados niveles de potasio. Esta acción acentúa el flujo de potasio desde el plasma al interior de los túbulos y el retorno de sodio desde los túbulos a los capilares peritubulares. De este modo, la aldosterona aumenta notablemente la eliminación urinaria de potasio así como la reabsorción de sodio y de agua contribuyendo, por un lado, a evitar la acumulación de potasio extracelular, y por otro, a incrementar la natremia y el volumen plasmático.
* Nota. El mecanismo de la bomba sodio-potasio, se describe en el capítulo 7 dedicado a los minerales.