Módulo 2.2. Fisiopatología relacionada con el consumo del agua

8.6.5. Papel de la alimentación en el proceso de rehidratación

Para evitar la malnutrición derivada de la posible malabsorción y de la falta de apetito, así como para mantener un aporte de solutos paralelo al proporcionado por la SRO, se aconseja sostener la lactancia y, en niños más mayores,  mantener o reinstaurar lo más rápidamente posible la dieta semilíquida o sólida. Esta dieta puede incluir alimentos astringentes que alivien el cuadro diarreico pero, al mismo tiempo, ha de ser lo suficientemente apetitosa como para que el niño, generalmente desganado, realice una ingesta adecuada.  La malnutrición puede empeorar por sí sola el cuadro de diarrea al agravar la malabsorción. De este modo se instaura un peligroso círculo vicioso diarrea-malabsorción-diarrea que es preciso cortar. Todo ello remarca la importancia de la dieta en el tratamiento de la diarrea aguda. Véase la tabla 2.12.

En lactantes menores de 6 meses no se recomienda interrumpir las tomas durante el cuadro gastrointestinal, a no ser que se manifieste alguna intolerancia a algún componente de las fórmulas lácteas de inicio (algo muy poco probable en el caso de la lactancia materna). Así la ingesta espontánea de leche se ha de combinar con la administración programada de SRO. En  niños de 6 a 24 meses el comienzo de la dieta debe producirse una vez transcurridas 4 horas desde el inicio de la rehidratación con SRO. A veces este periodo es algo más prolongado y la introducción de la dieta debe realizarse de forma gradual,  siguiendo fases de progresión a medida que se verifica la tolerancia a los diferentes alimentos.

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