Módulo 2.2. Fisiopatología relacionada con el consumo del agua

* Insuficiencia renal crónica (IRC)

Con independencia del factor etiológico, la IRC aparece cuando el deterioro renal no revierte y se generaliza a todo el sistema (tubular, glomerular, parénquima, etc.) afectando a más del 80% de las nefronas. Entonces se entra en una situación de insuficiencia que progresa hacia la extinción de la función renal. La principal consecuencia de la IRC es la caída del filtrado glomerular debida a la escasez de nefronas funcionantes, lo que provoca una sobrecarga de flujo plasmático y de filtrado en las nefronas sanas que se  hipertrofian y se deterioran más rápido.

La IRC avanzada supone una producción insuficiente de orina con la consiguiente aparición de síndrome urémico debido a la acumulación en plasma de metabolitos proteicos (urea, creatinina, iones amonio) y de otras sustancias como el ácido fosfórico, electrolitos y agua. De este modo, el balance hídrico y osmótico no puede sostenerse  haciéndose necesaria la diálisis.

La franca acumulación de agua, sodio y todo tipo de residuos metabólicos da lugar a un estado de sobrehidratación con  hiponatremia hipervolémica dilucional. En este caso el tratamiento contempla una restricción hídrica ajustada a la diuresis y una reducción de la carga de solutos mediante el seguimiento de dietas controladas en proteínas (0,6-0,7g/kg/día) y bajas en sodio (entre 22 y 40 mEq/día o 506-929 mg/día).

* Diálisis

Se recurre en casos de IRC y, ocasionalmente la IRA, cuando los mecanismos renales son incapaces de mantener la homeostasis. La diálisis suple las funciones del riñón sano garantizando el balance hidrosalino y la depuración plasmática. No obstante, esta corrección se limita a las sesiones de diálisis, manteniéndose la retención de agua, sales y metabolitos durante los periodos comprendidos entre dichas sesiones (1, 2 ó 3 días), algo que se verifica con una ganancia neta de peso.  Para controlar este incremento ponderal es necesario ajustar el aporte de líquidos y de sal asociado a la dieta del dializado, de lo contrario pueden darse estados de sobrehidratación con hemodilución e hipervolemia que, en algunos casos, van acompañados de edema. El grado de restricción hidrosalina marcada por el nefrólogo dependerá de la existencia de función renal remanente, así como de la masa corporal.

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