Módulo 3.1. Naturaleza, tipos y propiedades nutricionales de los Hidratos de Carbono

2.5. Digestión y asimilación de los H de C glicémicos

Consiste en la hidrólisis enzimática de los almidones (amilosas y amilopectinas), de la sacarosa y de la lactosa hasta la liberación de los monosacáridos (glucosa, fructosa y galactosa ) que son asimilados a lo largo del intestino delgado. Los enzimas digestivos actúan de forma sucesiva y especializada, rompiendo los enlaces glucosídicos que unen a los monosacáridos entre sí como si fuesen tijeras que cortan collares y liberan las perlas que los componen. A continuación se citan los enzimas más importantes:

  • Las amilasas salivales: son producidas por las glándulas salivales que circundan la cavidad bucal formando parte de la saliva que impregna a los alimentos durante la masticación. Inician la hidrólisis de los almidones, aunque su acción es bastante limitada debido a la escasa permanencia de los alimentos en la boca. No obstante, su efecto hidrolítico puede prolongarse débilmente durante el tránsito esofágico del bolo alimenticio.
  •  Algo a tener en cuenta:

La acción hidrolítica de la amilasa salival se hace patente al retener durante largo tiempo en la boca una miga de pan,  entonces se percibe un sabor ligeramente dulce debido a los fragmentos de maltosa que  comienzan a desprenderse del almidón.

  •  Las amilasas pancreáticas: son segregadas en abundancia por el páncreas junto a otras enzimas que forman el jugo pancreático. Éste alcanza la primera porción del duodeno atravesando, al igual que la bilis, el esfínter de Odi y la papila de Váter. Su principio de acción es el mismo que el de las amilasas salivales, solo que mucho más intenso y duradero, extendiendo su actividad hidrolítica sobre las formaciones de amilosa y amilopectina, que llegan del estómago casi intactas tras el ataque superficial de las amilasas salivales, hasta convertirlas en pequeños fragmentos de menos de 3 monosacáridos.
  • Las maltasas: son producidas en abundancia por glándulas de la pared intestinal situadas a lo largo del duodeno y del yeyuno. Se trata de enzimas especializadas en la hidrólisis del disacárido maltosa generado mayoritariamente tras la acción amilásica, su acción da como resultado dos moléculas asimilables de glucosa.
  • Las sacarasas: son segregadas a lo largo de la pared del intestino delgado, están especializadas en la hidrólisis de la sacarosa con la consiguiente liberación de  fructosa y glucosa asimilables.
  • Las lactasas: se producen también a lo largo de la pared del intestino delgado, hidrolizan el disacárido lactosa liberando glucosa y galactosa asimilables.

A lo largo del intestino delgado, principalmente en el íleon,  la glucosa y la galactosa se asimilan mediante transporte activo habilitado por proteínas específicas co-transportadoras de sodio (SGLT1) que aparecen  insertadas en las membranas luminares de los enterocitos. Este proceso se ve facilitado por la baja concentración de sodio en el citoplasma enterocítico. A medida que se produce la asimilación, aumenta la concentración citoplasmática de glucosa, lo que estimula su transferencia a través de las membranas basolaterales hacia el líquido extracelular mediante difusión facilitada dependiente de energía (ATP) habilitada por proteínas transportadoras de hexosas (GLUT2). Una vez la glucosa y el resto de monosacáridos alcanzan el medio interno extracelular, pasan a los capilares sanguíneos que los transportan principalmente hacia el hígado por vía portal. (Véase capítulo 1, apartado 6.2.3). Por su parte, la fructosa no dispone de sistemas de asimilación tan eficaces como los sodio-dependientes, necesitando mayoritariamente de proteínas transportadoras para pentosas (GLUT5) que aparecen insertadas en la membrana luminal. El paso de la fructosa del interior del enterocito a los capilares está solo parcialmente dilucidado aunque parece depender, asimismo, de proteínas de transporte insertadas en las membranas basolaterales, probablemente del tipo GLUT2 .

  • Algo a tener en cuenta.

En los últimos años se ha producido una verdadera avalancha de información novedosa referente a los mecanismos de asimilación de los monosacárdos, lo cual hace vislumbrar un grado de complejidad y sutileza muy superior a los intuidos hasta hace solo unas décadas. En concreto se han llegado a identificar hasta 6 formas de transportadores SGLT y 14 de transportadores GLUT distribuidas en diferentes tejitos (hepático, renal, intestinal, nervioso, muscular, etc.). Tal y como se ha citado anteriormente, las SGLT1 estarían involucradas en el co-transporte de sodio, glucosa y otras hexosas como la galactosa de la luz intestinal al interior del enterocito y la GLUT1 y 2 lo estarían en el transporte a través de las membranas basolaterales de dichos monosacáridos hacia el líquido intersticial y la sangre. Por su parte, otras isoformas como las SGLT2 y las GLUT2 participarían principalmente en la reabsorción renal de la glucosa facilitando el paso de la misma desde el interior de los túbulos a las células tubulares y de éstas al plasma de los capilares respectivamente. Los recientes hallazgos en este campo abren nuevos caminos de cara a la comprensión del metabolismo de la glucosa y, por lo tanto, de la regulación de la glicemia y de la sensibilidad de la respuesta insulínica, lo que está ofreciendo nuevas perspectivas para el tratamiento de enfermedades como la diabetes.

  •  Algo a tener en cuenta: Pérdida de lactasas por deshabituación a los lácteos: 

La cantidad de lactosa de la dieta es baja con relación a la del resto de H de C, por lo que la presencia de lactasas en el intestino resulta minoritaria frente a otras disacaridasas.  No obstante, un consumo de lácteos muy reducido o inexistente induce a la progresiva extinción de las lactasas. Esto explica la intolerancia a la lactosa observada en personas adultas o ancianas que no toman leche desde su niñez. Por el contrario, una alimentación rica en leche y derivados desde edades tempranas propicia una mejor tolerancia a los lácteos.

  •  Algo a tener en cuenta: Pérdida de lactasas por situaciones patológicas:

La presencia de lactasas en la mucosa intestinal también puede verse disminuida por el efecto de «barrido» ocasionado por un tránsito anormalmente acelerado o por enfermedades que afectan a la integridad de la mucosa como el síndrome de Crohn o la celiaquía. En estos casos es recomendable evitar temporalmente el consumo de leche dado que la lactosa puede no digerirse completamente, de tal modo que alcanza el colon donde es fermentada por la flora bacteriana, dando lugar a  gases y a sustancias que causan o empeoran situaciones de diarrea y malestar.

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