Módulo 3.1. Naturaleza, tipos y propiedades nutricionales de los Hidratos de Carbono

3. H de C no glicémicos: la fibra alimentaria

 

La popular denominación de fibra engloba, entre otras, a las siguientes sustancias: celulosas, hemicelulosas, oligosacáridos resistentes, pectinas, gomas, mucílagos,  almidón resistente y lignina*.  En general se trata de polisacáridos compuestos principalmente por glucosa que, a diferencia de los H de C glicémicos, no pueden ser digeridos ni asimilados por el organismo  al no disponer éste de los enzimas capaces de hidrolizarlos. Así, la fibra pasa de largo por el intestino delgado manteniendo su estructura polisacárida más o menos intacta hasta llegar al colon, donde una parte es fermentada por la flora bacteriana y otra es eliminada con las heces.  En el intestino grueso la fibra desempeña importantes funciones destacando, entre otras,  las relacionadas con la  constitución y con el tránsito del bolo fecal, así como con la generación y la asimilación de algunos nutrientes.

* Nota: la lignina no es un H de C

3.1. La fermentación bacteriana de la fibra

Dado que la fibra no puede ser digerida no aporta nutrientes directamente, aunque sí lo hace de forma indirecta como consecuencia de la aparición de sustancias asimilables tras su fermentación. Ésta consiste en la asimilación y utilización de una parte de la fibra por ciertos tipos de bacterias que pueblan el colon, las cuales disponen de enzimas capaces de hidrolizar la fibra en monosacáridos para su provecho. El metabolismo microbiano de estos azúcares da lugar a una serie de sustancias de desecho como el  dióxido de carbono y el agua (eliminados por el ano) y ácidos grasos de cadena corta asimilables como el butirato, el propionato y el acetato (también conocidos como SCFA del inglés Short Chanel Faty Acids). Los SCFA, además de constituir una fuente importante de energía para los colonocitos (aportan una media de 7 kcal por g), ejercen efectos beneficiosos relacionados con la fisiología del colon y, probablemente, con el metabolismo del colesterol. En general, la proporción de sustancias producidas tras la fermentación dependerá del tipo y de la cantidad de fibra ingerida, así como de las características individuales de la flora bacteriana.

  • Algo a tener en cuenta: 

El organismo obtiene una media de 1 a 2  kcal por cada g de fibra ingerido. Esta energía procede fundamentalmente de los SCFA asimilados.

Al constituir una fuente de nutrientes para las bacterias intestinales, otro efecto importante derivado de la fermentación de la fibra es el crecimiento de la masa bacteriana, hecho que contribuye a dar cuerpo a las heces facilitando su formación y la propia defecación.

  • Algo a tener en cuenta:  

El butirato (un SFCA) es un nutriente esencial para las células del colon (colonocitos) que parece desempeñar un papel en su proceso de renovación (apoptosis). Por tal motivo, la generación de butirato se considera beneficiosa de cara al mantenimiento y a la reparación del intestino grueso, lo que justifica para muchos profesionales la inclusión de fibra fermentable en las dietas destinadas a pacientes aquejados de enfermedades como la colitis ulcerosa, el síndrome de Crohn o la celiaquía.

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