Módulo 3.2. Fisiopatología relacionada con el consumo de los hidratos de carbono.

8.1. Fundamento de la Diabetes Mellitus

Una vez asimilada, la glucosa viaja por la sangre hasta el interior de las células consumidoras y transformadoras. Para que la glucosa pueda penetrar en tejidos consumidores y trasformadores como el músculo esquelético y el hígado, es necesario el concurso de la hormona insulina que interactúa con receptores situados en las membranas celulares habilitando la entrada de la glucosa. Sobre esta base, la  diabetes se explica por tres causas básicas:

1- por de la falta total o parcial de insulina

2- por la alteración de sus receptores al nivel de las membranas celulares de los tejidos consumidores

3- por cualquier otra circunstancia que merme la eficacia de la insulina

 Estos factores, juntos o por separado, producen un doble efecto:

a) La glucosa no puede entrar en las células consumidoras por lo que tiende a acumularse en la sangre, dándose a una situación de hiperglicemia.

b) La escasa o nula disponibilidad de glucosa como fuente esencial de energía, compromete el funcionamiento celular de los tejidos insulinodependientes, principalmente del músculo esquelético.

8.1.1. La alteración en la regulación de la glicemia

Como es lógico, tanto la falta de insulina como su escasa eficiencia afectan directamente a los mecanismos que regulan la utilización de la glucosa:

Los regulados por la insulina, que tienden a disminuir la glicemia en momentos de exceso de glucosa, promoviendo su entrada en la célula y su conversión en energía, glucógeno o triglicéridos.

– Los regulados por hormonas contrarreguladoras (glucagón, adrenalina y noradrenalina) que, ante bajos niveles insulinémicos, propician el aumento de la glicemia en momentos de escasez de glucosa promoviendo la descomposición del glucógeno (glucogenolisis) y la obtención de glucosa a partir de aminoácidos y de grasas (gloconeogénesis).

Ambos mecanismos actúan de forma concertada garantizando la disponibilidad de glucosa dentro de unos niveles plasmáticos en torno a 70 y 110 mg/dl en ayunas. Glicemias superiores a 126 mg/dl observadas en repetidos análisis delatan la probable existencia de diabetes mellitus. Dado que la hiperglicemia propicia la fijación de la glucosa sobre ciertas proteínas plasmáticas, como la hemoglobina y la albúmina,  los niveles de hemoglobina glicosilada constituyen, junto a la propia glicemia, uno de los principales parámetros de referencia empleados para el control de la enfermedad.

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