Módulo 3.2. Fisiopatología relacionada con el consumo de los hidratos de carbono.

6. Tipo y cantidad de fibra alimentaria en la alimentación: consecuencias para la salud

En las últimas décadas se ha constatado una clara disminución de la ingestión de fibra paralela a la reducción general del consumo de H de C. En esto han influido factores concretos como la paulatina sustitución del pan moreno por el pan blanco, el advenimiento de nuevos productos elaborados a partir de harinas refinadas y, sobre todo, el menor consumo de legumbres, hortalizas y frutas frescas. Tal tendencia se ha relacionado con una mayor incidencia de patologías en cuya prevención y tratamiento la fibra juega un papel importante. A continuación se citan las más importantes.

6.1. Fibra y estreñimiento

Aunque no se considera una patología grave, resulta un mal muy extendido en nuestro entorno que puede condicionar la vida de muchas personas. Consiste en la dificultad para la formación, el tránsito y la expulsión de las heces. En este sentido, la fibra juega un doble papel preventivo frente al estreñimiento, al aumentar el volumen de las deposiciones, gracias a su capacidad de captar agua y de incrementar la masa bacteriana fecal, y al propiciar la generación de SCFA que estimulan el  peristaltismo del colon favoreciendo la progresión del bolo fecal.

6.2. Papel de la fibra en la prevención de divertuculosis, hemorroides y fisura anal

Son lesiones que aparecen en las paredes del intestino grueso debido, en buena medida, a situaciones prolongadas de estreñimiento que obligan al intestino a realizar grandes esfuerzos para propulsar y expulsar unas heces escasas, secas y duras. En concreto, los divertículos son hernias de la mucosa cuya formación se ve favorecida por la excesiva contracción de las asas intestinales y el escaso volumen fecal. Por su parte, las hemorroides son  protusiones de la mucosa rectal cuya aparición y complicación, igual que la de la fisura anal,  se ve favorecida por los sobreesfuerzos al defecar.

6.3. Consumo de fibra y prevención de enfermedades cardiovasculares 

Aún no se ha podido demostrar una relación directa y aislada entre el consumo de fibra y la mayor o menor incidencia de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, es un hecho que la fibra actúa a dos niveles que podrían influir sobre la utilización del colesterol y, en consecuencia, sobre las citadas patologías. Por un lado, ciertos tipos de fibra, fundamentalmente betaglucanos,  pectinas, gomas y ligninas,  aumentan las pérdidas de sales biliares obligando al organismo a su síntesis “de novo” sobre la base de colesterol endógeno. Este hecho puede contribuir a un descenso de la colesterolemia, compensado, al menos en parte, por el aumento adaptativo de la síntesis primaria de colesterol. Por otro lado, los SCFA generados tras la fermentación de la fibra, especialmente el ácido propiónico,  parecen ejercer un papel modulador de la actividad enzimática (hidroximetilglutaril-CoA-reductasa) atenuando el anterior repunte.  Asimismo parece evidente el papel regulador de dichos SFCA en la síntesis de liporoteínas, en especial de LDL-colesterol, cuyos niveles elevados se relacionan con una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares.

La recomendación de un consumo de fibra equilibrado de cara a la prevención de enfermedades cardiovasculares debe realizarse en un amplio contexto que incluya consejos encaminados a optimizar el consumo de grasas, al control del peso, a la normalización tensión arterial, a evitar el tabaquismo y a paliar el estrés entre otros.

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