6.4. Consumo de fibra y prevención de infecciones intestinales
Un consumo regular de fibras fermentables, especialmente de oligosacáridos resistentes, propicia el mantenimiento de una flora bacteriana característica (rica en lactobacillus y bifidobacterias) que limita el crecimiento de la flora putrefactiva, predominantemente anaerobia, con la que cohabita. Este hecho parece relacionarse con la prevención de infecciones provocadas por la translocación bacteriana consiguiente al sobrecrecimiento de gérmenes oportunistas (como la pseudomona aureginosa o el clostridium difficile) los cuales pueden llegar a traspasar en determinadas circunstancias la barrera intestinal invadiendo los ganglios mesentéricos y extendiéndose posteriormente a la sangre. Así mismo, el predominio de una flora de predominio fermentativo implica una menor producción de toxinas bacterianas relacionadas con el origen de ciertas infecciones.
Por otro lado, la capacidad de ciertas fibras (betaglucanos, gomas, ligninas, etc.) para la adsorción de toxinas, especialmente de ácidos biliares desconjugados y de ácidos grasos hidroxilados, así como para el aumento de la masa y la velocidad del tránsito fecal contribuyen a la reducción del riesgo de infecciones.
Además, se estima que la flora bifido-láctica podría estar relacionada con una mayor estimulación de la síntesis de anticuerpos (inmunoglobulinas M y A) por parte de la mucosa intestinal lo que contribuiría a reforzar la inmunidad local.
6.5. Fibra y prevención de la diabetes tipo 2 o no insulinodependiente
Es bien sabido que ciertas fibras como las gomas, las pectinas y los mucílagos producen retrasan la asimilación de la glucosa, lo que contribuye a amortiguar los impactos glicémicos postpandriales, moderando la secreción de insulina y mejorando su rendimiento. Así, un consumo adecuado de fibra contribuye a retrasar el desarrollo de resistencia a la insulina considerándose por ello un factor valioso de cara a la prevención de la diabetes tipo 2 y de la obesidad. Por otro lado los SFCA generados tras la fermentación bacteriana de la fibra parecen jugar un papel modulador de la glucogenogénesis hepática y de la respuesta insulínica por parte del páncreas, lo que tendría un papel positivo de cara al control y a la prevención de la diabetes tipo 2.