* Fuentes dietéticas de colesterol
Las principales son los alimentos de origen animal ya que sólo las células animales son capaces de fabricar colesterol. Destacan los huevos, donde se concentra en la yema (entre 500 y 600 mg/100 g) y el hígado (de 250 a 350 mg/100g). Por lo demás, la presencia de colesterol en carnes y pescados varía dependiendo de su contenido graso: 100 g de carne de ternera pueden aportar entre 65 y 75 mg, prácticamente lo mismo que un pescado azul como el salmón. Mención especial merecen ciertos mariscos como los langostinos o las langostas, así como el calamar, la sepia y el pulpo los cuales, a pesar de su bajo contenido graso, presentan cantidades notables de colesterol (150-250 mg/100 g). En cuanto a los lácteos, la presencia de colesterol aumenta en paralelo a su porcentaje de materia grasa, así 100 g de leche entera proporcionan solamente entre 12 y 16 mg, mientras que 100 g de un queso semicurado pueden contener unos 100 mg.
- Algo a tener en cuenta:
Partiendo de que el colesterol existe únicamente en alimentos de origen animal, algunos fabricantes de aceites y de margarinas (alimentos cuyo origen solo puede ser vegetal) enuncian en el etiquetado la frase “sin colesterol” como supuesto argumento de calidad.
* Necesidades dietéticas de colesterol
Dado que el organismo es capaz de fabricar y de economizar el colesterol, no está clara la existencia de unas necesidades dietéticas reales por lo que no se han establecido cifras mínimas de consumo recomendado. De hecho, tal y como se ha constatado en vegetarianos, la producción endógena de colesterol aumenta considerablemente como compensación a la baja ingesta sin que se evidencien signos de carencia, lo contrario ocurre en personas que ingieren elevadas cantidades de colesterol. Sea como fuere, suele admitirse como recomendación general un consumo máximo de 300 mg diarios.