6. Asimilación de los lípidos
Ocurre casi en su totalidad en el duodeno y en el yeyuno. Una vez en las paredes del intestino (mucosa) y en contacto con las microvellosidades, las micelas liberan su cargamento de ácidos grasos, glícéridos y colesterol desesterificado. Este material, al ser soluble en las membranas fosfolipídicas de los enterocitos, es capaz de difundirse a través de ellas alcanzando el citoplasma celular a favor de gradiente de concentración.
En el interior de los enterocitos, los glicéridos, el glicerol y los ácidos grasos recién asimilados se reorganizan formando triglicéridos o grasa neutra, por su parte el colesterol se reesterifica uniéndose nuevamente a ácidos grasos. Una pequeña parte de toda esta grasa asimilada es utilizada como fuente de energía por el enterocito, mientras que el resto aparece como una masa con tendencia a agregarse, que debe ser movilizada hacia el medio interno. Para que esto se produzca, la grasa neutra se asocia a fosfolípidos y a proteínas de síntesis enterocítica formando microscópicas partículas lipoproteicas móviles en medio acuoso: los quilomicrones. A bordo de éstos las grasas se drenan desde los enterocitos hacia los vasos linfáticos (o quilíferos), desplegados a todo lo largo de las microvellosidades en paralelo a los capilares sanguíneos encargados de recibir a otros nutrientes asimilados como son los aminoácidos, las vitaminas hidrosolubles, la glucosa, el agua, y los minerales. Los ácidos grasos de cadena corta y media, gracias a su relativa solubilidad en la sangre, no se filtran hacia la linfa sino que lo hacen directamente hacia el interior de dichos capilares donde se unen a la albúmina que los transporta al hígado por la vía de la vena porta.
Como se deduce, los quilomicrones están formados inicialmente por una escasa proporción de proteínas y fosfolípidos de síntesis intraenterocítica, dispuestos como una fina capa alrededor de un núcleo de grasa neutra ( triglicéridos). Este conjunto recibe el nombre genérico de lipoproteína.
Los quilomicrones recogen la mayor parte de la grasa asimilada y la transportan a través de la linfa hasta la circulación sanguínea general, desde donde parten hacia el hígado o bien hacia los depósitos de grasa corporal. La multitud de vasos quilíferos procedentes de las vellosidades desemboca en un conducto linfático principal (el conducto torácico) que, a su vez, conecta con la red sanguínea al nivel del cuello entre las venas yugular interna y subclavia.