8.1.3. Utilización de los ácidos grasos como fuente de energía
Una vez en el citoplasma de las células consumidoras, los ácidos grasos penetran en las mitocondrias donde son convertidos en acetil-CoA. Este es un proceso complejo ya que los ácidos grasos deben activarse previamente mediante su interacción con el coenzima A dando lugar al complejo acil-CoA. En un principio, este complejo es incapaz de ingresar en la mitocondria ya que la membrana interna mitocondrial le es impermeable. Para salvar esta barrera, los ácidos grasos se desprenden del coenzima A y se unen a la carnitina (amina cuaternaria derivada de los aminoácidos lisina y metionina) junto al que forman el compuesto acil-carnitina, capaz de difundir hacia el interior de la mitocondria. Una vez en la matriz mitocondrial, el ácido graso se separa de la carnitina y se une a coenzima A intramitocondrial regenerándose el complejo ácido graso-coenzima A (acil-CoA).
El complejo acil-CoA sufre entonces un proceso degradativo conocido como betaoxidación que deriva en la producción de importantes cantidades de acetil-CoA. Tal sustancia es, como se ha mencionado en anteriores capítulos, la “leña” que alimenta a los “hornos” productores de ATP, es decir, al conjunto de procesos oxidativos mediante los cuales las células consiguen la mayor parte de su energía: el ciclo de Krebs y la fosforilación oxidativa. Véanse la figuras 4.48 y 4.49.