8.1.4. Síntesis de triglicéridos de reserva a partir del exceso de acetil-CoA
Cuando la afluencia de acetil Co-A, ya sea procedente de la betaoxidación o de la glucolisis, excede las necesidades energéticas del momento (algo que generalmente ocurre tras las comidas), los “hornos” productores de energía se saturan por exceso de “leña”. En esos momentos el acetil-CoA comienza a acumularse en el interior de la mitocondria dado que no puede retornar al citoplasma celular (la membrana interna mitocondrial le es impermeable). Tal situación activa la transformación del acetil-CoA en citrato, compuesto capaz de salir de la mitocondria. Una vez en el citoplasma, el citrato se reconvierte en acetil-CoA.
Es precisamente en el citoplasma (mayoritariamente de los hepatocitos) donde se produce la síntesis de ácidos grasos a partir de considerables cantidades de acetil-CoA llegadas desde el interior de las mitocondrías vía citrato.
El nacimiento de nuevos ácidos grasos se produce en tres fases. Comienza cuando una parte del acetil-CoA se une a dióxido de carbono (CO2) para dar lugar a una molécula de tres carbonos (el malonil-CoA). Mientras, otra parte del acetil-CoA se une a un conjunto de enzimas (complejo ácido graso sintetasa) dando lugar al compuesto conocido como acetil-complejo. En la primera fase de la síntesis (iniciación) el malonil-CoA y el acetil-complejo se unen originando un ácido graso incipiente: el acil-complejo. Acto seguido, éste incorpora una nueva molécula de malonil-CoA, hecho que se repite sucesivamente alargando la cadena carbonada (fase de elongación). Finalmente, el acil-complejo se desprende del complejo enzimático e incorpora en su lugar un grupo carboxilo para lo cual se precisa la captación de una molécula de agua (fase de terminación). Véase la figura 4.50.
De esta manera, el organismo puede sintetizar ácidos grasos no esenciales saturados como el ácido palmítico y el esteárico, o bien insaturados como el palmitoleico y el oleico. Sin embargo, el sistema enzimático de la ácido graso sintetasa no es capaz de sintetizar ácidos grasos insaturados esenciales como el linolénico y el linoleico.
Los nuevos ácidos grasos sintetizados en el hígado se unen a glicerol, procedente en su mayoría de la degradación de la glucosa (glucolisis), dando lugar a triglicéridos (grasa endógena). Como ya se ha comentado, ésta será transportada por las VLDL hacia el tejido adiposo donde se almacena como reserva para momentos en los que las necesidades energéticas no sean satisfechas por el aporte dietético.
- Algo a tener en cuenta:
La movilización de grasas almacenadas para abastecer a los tejidos de energía (principalmente al músculo) se basa principalmente en el tráfico de ácidos grasos mediado por la albúmina. La eficacia transportadora de esta proteína permite el envío gradual de pequeñas concentraciones de ácidos grasos bien ajustadas a las variaciones de la demanda. Conviene recordar que si la concentración sanguínea de ácidos grasos libres supera un cierto nivel, se produce una situación de toxicidad. En condiciones normales dicha concentración ronda los 10 mg por decilitro (la décima parte de la concentración de glucosa) y puede llegar a cuadruplicarse en momentos de elevado elevada demanda energética. Si el transporte de grasas exógenas y endógenas, mediado por las lipoproteínas, se realizara en forma de ácidos grasos libres, el volumen transportado generaría concentraciones sanguíneas de ácidos grasos incompatibles con la vida.