Módulo 4.2. Fisiopatología relacionada con el consumo de los lípidos.

9.1.1. Las enfermedades cardiovasculares

 

Las más frecuentes son el infarto de miocardio y la angina de pecho. Ambas se producen cuando una o varias de las arterias coronarias, encargadas de irrigar el músculo cardiaco (miocardio), se encuentran más o menos obstruidas propiciándose la  isquemia de determinadas zonas. Generalmente el infarto sobreviene cuando fragmentos (trombos), desprendidos de las placas de ateroma, son arrastrados por el torrente circulatorio hasta taponar arterias coronarias de pequeño o mediano calibre, lo que produce un colapso circulatorio suficiente como para causar la muerte de partes concretas del miocardio. En tal caso, si el área afectada es extensa puede producirse un paro cardiaco. En cuanto a la angina de pecho, el estrechamiento de determinadas arterias ocasiona la isquemia progresiva del miocardio, algo que se hace más patente al aumentar el gasto cardiaco durante el ejercicio intenso o en situaciones de estrés. Tanto el infarto como la angina pueden producir un tipo de insuficiencia cardiaca conocida como cardiopatía isquémica.

9.1.2. Las enfermedades cerebrovasculares

Presentan un desarrollo similar a las cardiovasculares, es decir, aparecen estrechamientos en las arterias cerebrales que afectan a la irrigación de determinadas zonas del encéfalo. Én el caso de la trombosis cerebral, infarto cerebral, o ictus, el colapso circulatorio ocasiona la muerte de determinadas áreas. También puede darse procesos isquémicos que produzcan un deterioro más progresivo por déficit de irrigación. Las consecuencias del infarto y la isquemia cerebrales son graves y enormemente limitantes ya que, en función de la zona afectada,  pueden verse alteradas capacidades básicas como el habla, la visión o el movimiento de las extremidades, entre otras.

9.1.3. Arteriopatía periférica

Se da cuando la ateroesclerosis afecta a la red arterial que irriga las extremidades, principalmente las inferiores, cuyos tejidos epitelial y muscular sufren las consecuencias de una isquemia progresiva que, a medio o largo plazo, puede acabar comprometiendo su integridad estructural y funcional hasta el extremo de la necrosis o muerte tisular.

  • Algo a tener en cuenta:

Infartos acaecidos al nivel de las arterias mesentéricas pueden dejar sin suministro sanguíneo a amplias zonas del intestino que, en caso de necrosis, deben ser extirpadas.

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