Módulo 6.2. Vitaminas hidrosolubles

10.2. Funciones de la vitamina B1

La tiamina juega un papel esencial en el metabolismo intermediario, concretamente regula la formación del acetil-CoA a partir del piruvato, sustancia procedente principalmente del catabolismo de la glucosa (glucolisis). Por otro lado, participa en la regulación de varias reacciones del ciclo de Krebs tras las cuales el acetil-CoA es transformado en energía.  De este modo, la tiamina  resulta crucial para el aprovechamiento energético de los hidratos de carbono (fuente prioritaria y mayoritaria de energía), así como para el correcto funcionamiento de los propios procesos oxidativos generadores de ATP a partir del acetil-CoA.

En situaciones de escasez de glucosa debidas, por ejemplo, a ayunos prolongados o a un bajo consumo de hidratos de carbono, la tiamina participa en  procesos gluconeogénicos encaminados a obtener glucosa destinada prioritariamente a tejidos glucosa-dependientes como el nervioso. Así, la tiamina regula la reacción por la que el piruvato es transformado en glucosa (ruta número 1 indicada con una flecha roja en la figura 6.16). En casos de déficit glucídico la mayor parte del piruvato deriva de aminoácidos glucogénicos como la glicina o la alanina, y también del glicerol obtenido a partir de la hidrólisis de los triglicéridos y de otras grasas como los fosfolípidos (rutas números 2 y 3 de la figura 6.16).

  •  Algo a tener en cuenta:

Como ya se ha comentado, situaciones prolongadas de falta de hidratos de carbono implican un esfuerzo de adaptación por parte del organismo, dado que algunos tejidos como el nervioso  dependen energéticamente de la glucosa.  Esta carencia impulsa la  producción de glucosa a partir de las proteínas musculares y alimentarias, de cuya descomposición se obtiene, además, acetil-CoA (se potencian las flechas rojas números 1, 2, 5, 6 y 7 de la figura 6.16).

Paralelamente, se produce un aumento en la degradación de las grasas con el fin de extraer glicerol que servirá como base para la síntesis de piruvato y posteriormente de glucosa (se potencian las rutas números 3 y 4 marcadas en rojo de la figura 6.16). Este proceso implica un gran desprendimiento de ácidos grasos,  parte de los cuales es transformado en cuerpos cetónicos, lo que conlleva una paulatina acidificación de la sangre por el incremento, tanto de los niveles plasmáticos de  ácidos grasos y cetoácidos (cetoacidois) como de cuerpos cetónicos (cetosis).

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