Módulo 7.1. Minerales: concepto, funciones y clasificación. Los elementos mayoritarios.

2.7. Falta de sodio y de potasio

 

Puede darse puntualmente tras la pérdida exagerada de agua y de electrolitos producida por una excesiva sudoración, por diarreas, o bien por vómitos profusos. Tales circunstancias producen una merma considerable del líquido extracelular y del volumen de sangre circulante (situación conocida como hipovolemia) en paralelo a una disminución de la natremia. En tal caso, el organismo utiliza sus  mecanismos reguladores para mantener a toda costa las concentraciones de electrolitos a ambos lados de las membranas celulares. Si la deshidatación avanza, puede producirse una fuga de potasio hasta llegar a una situación de hipocaliemia grave que da lugar a la depresión de los impulsos nerviosos con aparición de debilidad neuromuscular, alteraciones en el ritmo cardiaco e, incluso, parálisis. El principal motivo de estos trastornos neuromotores  es un incremento anormal de la diferencia de potencial de reposo que dificulta enormemente la despolarización de las membranas. Por otro lado, la hipovolemia compromete la función de los riñones hasta tal punto que puede desencadenarse un fallo renal. En muchas ocasiones, para evitar llegar a tales extremos, deben de ser administrados sueros (agua con electrolitos) por vía oral o  parenteral.

Otras situaciones típicas de falta de electrolitos se dan cuando aparecen fallos en los sistemas de regulación. Éstos pueden ser debidos a alteraciones hormonales como las producidas por la enfermedad de Addison, que da lugar a un déficit de sodio por falta de hormona aldosterona o, en el lado contrario,  a la enfermedad de Cushing, que da lugar a la pérdida descontrolada de potasio y a una acumulación de sodio debido a la excesiva secreción de aldosterona (hiperaldosteronismo). También puede producirse falta de electrolitos en casos de insuficiencia renal cuando está afectada la capacidad para su retención. Las pérdidas anormales de electrolitos se tratan mediante la administración de suplementos y sueros específicos.

En una situación en la que no se den las anteriores patologías, una dieta normalmente variada es más que suficiente para evitar cualquier carencia de electrolitos.

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