Módulo 1.2. Alimentos, requerimientos, dieta equilibrada y estado nutricional.

8.2.1. Recomendaciones de consumo de proteínas

Se estiman calculando la mínima ingesta de proteínas necesaria para mantener nivelado el balance nitrogenado. Con este fin se provoca en la persona un balance negativo de N mediante una dieta exenta de proteínas hasta el momento en el que el N eliminado con las heces y la orina provenga en su totalidad del catabolismo de proteínas endógenas. A partir de ese momento se administran dosis crecientes de proteínas hasta nivelar nuevamente el balance de N. Durante esta progresión se determina la mínima cantidad de proteína a ingerir capaz de nivelar el balance nitrogenado o, lo que es lo mismo, para cubrir las mínimas necesidades de renovación proteica corporal. Este estudio puede reproducirse en  diversas situaciones fisiológicas y patológicas, así como en diversos grupos de edad y sexo. A partir de tales cálculos se establecen las IDR de proteinas.

Así, las necesidades proteicas mínimas pueden situarse en torno a 0,7-0,8 g por kilo de peso corporal y día (entre 49-56 g para una persona de 70 kilos). Partiendo de esta referencia, para establecer las recomendaciones, son tenidos en cuenta aspectos como la ingesta calórica media recomendada, la diferente calidad de las proteínas que componen la dieta habitual (variables como la digestibilidad y el valor biológico), rangos de variabilidad en la capacidad de asimilación y estándares ambientales que puedan influir en la disponibilidad y demandas metabólicas, en definitiva factores que puedan considerarse estadísticamente representativos de cada uno de los grupos de edad y sexo de la población sana a la que van dirigidas las recomendaciones.  De este modo, las recomendaciones de ingesta proteica elevan la cifra inicial de requerimiento mínimo hasta situarse, como media, en torno a 1g/kg/día, valor que puede ampliarse en caso de considerarse otras situaciones extraordinarias que afecten a las demandas proteicas como la presencia de determinados estados patológicos o pautas de actividad física intensiva, entre otras. Sobre estas bases, a modo de convenio, se recomienda que las proteínas supongan del 12 al 14 % del ingreso energético total, lo que implica una ingesta de  60 a 70 g para una dieta de 2000 kcal. Lo consejos hacen también hincapié en una adecuada selección de las fuentes proteicas a fin de asegurar un aporte de aminoácidos esenciales que cubra holgadamente sus requerimientos, para ello se recomienda combinar el consumo de proteínas animales y vegetales o, en su caso, complementar entre sí proteínas vegetales que solapen sus carencias en un determinado aminoácido esencial, por ejemplo, mezclando legumbres con cereales. (Véase el capítulo 5, apartados 5.4 y 6)

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