Introducción
Determinados patrones de consumo de H de C se relacionan con diversos estados fisiopatológicos. En el caso de los H de C glicémicos, al tratarse de la principal fuente de energía, su ingesta excesiva es factor de obesidad; y por su impacto sobre la glicemia, el predominio en la dieta de glúcidos de asimilación rápida se asocia con respuestas insulínicas elevadas que, a medio y largo plazo, pueden predisponer a situaciones de resistencia a la insulina, intolerancia a la glucosa y finalmente a diabetes tipo 2. Por otro lado, la evidencia de que los H de C no glicémicos, fibra dietética, juegan un papel esencial en la regulación del tránsito intestinal y en el mantenimiento de la flora bacteriana, pone de manifiesto la importancia de un adecuada ingesta de fibra dietética como factor preventivo frente a patologías como el estreñimiento, la diverticulosis y, de forma más indirecta, frente a infecciones intestinales, cáncer de colon y diabetes tipo 2. Estas y otras conexiones entre la ingesta de H de C y el estado de salud y enfermedad justifican la necesidad de controlar y ordenar su presencia en la dieta de las personas con fines preventivos e incluso dietoterapéuticos.
Por otro lado, determinadas enfermedades asociadas a déficits concretos de enzimas implicados en la digestión y el metabolismo de los glúcidos, de origen generalmente genético, obligan a la modificación cuantitativa, o bien a la supresión selectiva de ciertos tipos de H de C, como es el caso de la lactosa (intolerancia a la lactosa), o bien de la galactosa (galactosemia).
No obstante, la relación más amplia y profunda entre tipo, cantidad y distribución de glúcidos alimentarios y enfermedad es la que se establece en el caso de la diabetes mellitus, patología caracterizada por la deficiente o nula capacidad de regulación glicémica, bien sea por la falta de insulina, su mal funcionamiento o por la ineficiente respuesta insulínica pancreática a los aumentos de la glicemia secundarios a la ingesta de alimentos.
El presente bloque didáctico aborda e integra de forma estructurada la descripción de las principales enfermedades inducidas, entre otros factores, por desequilibrios en la ingesta de H de C así como de aquellas, como la diabetes mellitus, cuya fisiopatología condiciona y es condicionada por la cantidad y el tipo de los glúcidos alimentarios, cuyo manejo dietético pasa a constituir una parte esencial de su tratamiento.