Módulo 7.1. Minerales: concepto, funciones y clasificación. Los elementos mayoritarios.

2.4. Asimilación y utilización de los electrolitos

 

La asimilación de los tres elementos está totalmente facilitada gracias al sistema de transporte activo de sodio (bomba de sodio), de forma que resulta muy raro encontrar carencias alimentarias en sodio, cloro o potasio, a no ser que se den casos severos de desnutrición o de deshidratación.

La utilización que el organismo realiza de los electrolitos se basa en el control de su concentración dentro los estrechos niveles que garantizan el normal desarrollo de los vitales procesos en los que están involucrados.

El órgano responsable de mantener unos niveles adecuados de sodio, potasio y cloro es el riñón. Éste obedece las órdenes de una serie de hormonas dirigidas a  retener o eliminar electrolitos y a adecuar sus concentraciones en función de las necesidades.

 2.4.1. Regulación de los niveles de sodio

Un gran aporte de sodio o bien una drástica disminución en la ingesta de agua producen un incremento de la concentración plasmática y del líquido extracelular que es detectado por sensores localizados en la hipófisis. Éstos estimulan la secreción hipofisaria de hormona antidiurética (ADH) la cual actúa sobre el riñón induciéndole, por un lado, a disminuir la formación de orina (con el fin de ahorrar agua y evitar que la sangre se concentre aún más) y,  por otro lado, a acelerar la eliminación de sodio. De esta forma, la orina producida es escasa y concentrada en sodio. Paralelamente se estimulan los centros hipofisarios de la sed que inducen a un mayor consumo de agua y con él a una disminución de la concentración plasmática y extracelular.

Una situación inversa se produce cuando falta sodio o bien cuando aumenta exageradamente la ingestión de agua. En estos casos la sangre tiende a diluirse rebajándose notablemente la natremia, lo que también es detectado por la hipófisis que responde bloqueando la fabricación de ADH. Como consecuencia, el riñón pasa a producir gran cantidad de orina poco concentrada y pobre en sodio con el fin de conservar la natremia. Al mismo tiempo se inhibe la sensación de sed, reduciéndose el aporte de agua, lo que propicia una paulatina normalización de la concentración y del volumen plasmático y extracelular.

No obstante, el riñón es capaz de detectar por si mismo disminuciones de la natremia;  en tal caso libera a la sangre la enzima renina que transforma a la proteína renal angiotensina, habilitándola para estimular la secreción de otra hormona de enorme importancia: la aldosterona (producida en la corteza suprarenal). La aldosterona disminuye la eliminación urinaria de sodio y, como se verá más adelante, favorece la eliminación de potasio. Paralelamente, la angiotensina hace aumentar la cantidad de filtrado glomerular y con él la cantidad de orina eliminada.

Este doble sistema de control (mediado por la ADH y por la aldosterona) resulta muy eficaz de cara al rápido restablecimiento de la concentración de los líquidos extracelulares ya que consigue, por un lado, eliminar el agua sobrante y, por otro lado, conservar el sodio.

VOLVER AL ÍNDICE

Páginas: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50