8.2.3. Vitamina C y enfermedades coronarias
De la misma manera que en el caso de la vitamina E, se ha relacionado el consumo de vitamina C con la prevención de la enfermedad coronaria, en este caso por la mayor protección del tejido cardiaco frente a la oxidación
8.2.4. Función desintoxicadora
El ácido ascórbico participa como coenzima en reacciones hepáticas de detoxicación a través de las cuales compuestos tóxicos, generalmente muy poco solubles, como los derivados de la degradación de ciertos fármacos, metabolitos hormonales y mutágenos ambientales, son transformados en sustancias eliminables. El selenio y el azufre también actúan de cofactores en reacciones parecidas. Véase capítulo el 7.
8.2.5. Formación de adrenalina y de sales biliares
La vitamina C está implicada en la formación de algunas hormonas como la adrenalina y la noradrenalina, y también en las reacciones de síntesis de las sales biliares a partir del colesterol.
8.2.6. Supuestas funciones relacionadas con el sistema inmunitario
Tradicionalmente a la vitamina C se le han atribuido efectos preventivos y hasta curativos frente a la gripe y el resfriado común. En este sentido, se ha investigado intensamente la posible implicación del ácido ascórbico en la mejora de la respuesta inmune, aunque por el momento no se han encontrado evidencias definitivas que la confirmen. No obstante, siguen muy arraigadas en el acervo popular ideas como la de que las naranjas y el zumo de limón van bien para el resfriado, motivo por el que los medicamentos “antigripales”, que sólo actúan frente a los síntomas, incluyen elevadas cantidades de vitamina C junto a principios activos como el paracetamol, el ácido acetilsalicílico o la cafeína, entre otros.
- Algo a tener en cuenta:
Hace unas décadas el doctor Linus Pauling, químico de gran prestigio, abanderó la idea de que altas dosis de vitamina C constituían uno de los mejores remedios para combatir el resfriado común y, en general, para reforzar el sistema inmune. Los estudios que realizó para demostrar científicamente este convencimiento arrojaron resultados contradictorios. Lejos de rendirse, Pauling continuó defendiendo sus ideas con enorme tenacidad ingiriendo él mismo cantidades desmedidas de ácido ascórbico frente al paulatino y creciente escepticismo de sus colegas. Finalmente Linus Pauling pasó a la historia, no sólo por sus innegables éxitos científicos (Premio Nobel de Química en 1954) y sociales (Premio Nobel de la Paz en 1962), sino también por su ardua defensa de la vitamina C.
8.2.7. Disminución de mutágenos intestinales
Como ya se indicó en el apartado dedicado a la vitamina E, la mayor presencia en el intestino grueso de tocoferol y de ácido ascórbico podría estar relacionada con una mejor neutralización de sustancias potencialmente cancerígenas procedentes de la putrefacción bacteriana y, en consecuencia, con la prevención del cáncer de colon.
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